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Incrementando el valor en el post venta

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No resulta extraño comprobar que hace tiempo la constructora Produktiva viene cambiando la mentalidad de su negocio y se esfuerza cada vez más en destacar en el proceso de entrega de las viviendas a los nuevos propietarios. Capitalizando toda la experiencia que han generado como grupo, ellos fueron detectando que habían muchos círculos y triangulaciones alrededor del proceso de entregas, ello debido a que la responsabilidad de esta etapa recaía en el cliente directo -en este caso, la inmobiliaria-, siendo un aspecto en el que el cliente final no se veía beneficiado y que ahora ha mejorado notablemente al hacerse cargo ellos directamente.

«En realidad, el cliente directo lo ha tomado bastante bien porque saben que nos estamos involucrando directamente en la necesidad del cliente final. La inmobiliaria necesita saber que experiencia está teniendo su comprador. En este caso, de la mano con nosotros, que somos quienes hemos construido el edificio, mejoramos nuestra experiencia porque podemos resolver dudas técnicas más rápidamente, conocemos el proyecto a detalle, y tenemos las necesidades y observaciones que podemos levantar en el momento. Estamos de la mano de nuestro cliente directo, conociendo las necesidades de nuestro cliente final», explica Manuel Urcia, Jefe de Post Venta de Produktiva.

En ese afán de hacer que el cliente final esté satisfecho y a través de estas acciones tenga una experiencia positiva, se busca generar un mayor valor como marca. Y es que muy aparte del éxito de un proyecto por su valor arquitectónico, también se mide la experiencia del usuario, teniendo en cuenta que va a habitar ahí por largo tiempo.

«Por eso nos involucramos en este proceso junto con la inmobiliaria, porque lo que podemos resolver en ese momento, que son temas cosméticos al margen de los de post venta que tienen un plazo y un período distinto, es justamente lo que el cliente final usualmente nos observa. Atacamos sobre eso y al siguiente proyecto y en las próximas entregas, nuestra cantidad de observaciones disminuye considerablemente», nos dice Manuel Urcia, satisfecho de comprobar que la satisfacción en esta etapa ha llegado casi a un 90%. «A veces el cliente puede preguntar cómo se limpia el papel de las paredes o qué material se ha usado para hacer un muro. No necesariamente la persona de la inmobiliaria conoce esos detalles. En ese momento, nosotros damos una respuesta rápida porque saben que nuestro manejo técnico es más eficiente y por eso nuestra satisfacción es tan alta. Nosotros entendemos que si el usuario final no está contento con el producto recibido, en definitiva la inmobiliaria no va a tener más proyectos ni más construcciones. Nosotros, aparte de tener toda esta experiencia de entrega, aprendemos de las cosas que pudieron ser mejores. Teniendo toda esta información que captamos durante el proceso de entrega, nos sirve para aplicarla en el próximo proyecto y para que nuestro cliente directo tenga optimizaciones de mayor calidad», finaliza.